En esta disertación voy a tratar de reflexionar sobre una cosa que creo que todos hemos hecho alguna vez, y es ¿por qué juzgamos sin conocer?
Lo primero que se nos ocurre es sobre todo en personas, lo que desencadena otras cuestiones como ¿por qué juzgamos a las personas, o les ponemos etiquetas sin conocerlas? ¿Por qué le damos tanta importancia al aspecto físico? Pero como digo, no me refiero simplemente en el ámbito de personas, sino para muchas cosas más como puede ser un plato de comida, una nueva película, un estilo de música, de ropa, un lugar...cientos de cosas de la vida cotidiana a las que les ponemos la etiqueta del NO, sacando conclusiones precipitadas y muchas de las veces equivocadas, aunque también es verdad que en algunas ocasiones preferimos no conocerlo para así no poder arrepentirnos después de la crítica que le hicimos.
Estos ejemplos que he dicho antes, creo que todos alguna vez nos han sucedido, como por ejemplo abren un nuevo local, y comentándolo entre los amigos alguno dice de no ir porque le han dicho que no está muy bien o que va un determinado tipo de gente, por lo que además estamos juzgando de antemano a las personas, con las cuales a lo mejor no hemos cruzado palabra, pero simplemente porque asisten a ese sitio, o juzgamos al sitio o a las personas por ir a él.
Aprovecho este ejemplo para citar también una manera cómoda de juzgar, y es apoyándonos en la sociedad. Como un grupo de conocidos nos han dado su crítica, ya sea sobre ese sitio, una película, una persona... nos es más fácil dejarnos influir por esa opinión que tratar de conocer eso y poder dar así nuestro propio veredicto. Pienso que muchas veces nos apoyamos en los juicios de los demás por miedo al qué dirán, es decir, a que te juzguen a ti también, y preferimos callarnos y tragarnos nuestras propias palabras para que así no nos juzguen como a los otros, e incluso como nosotros mismos lo juzgamos al principio, pero queramos o no muchas veces nos dejamos llevar por la sociedad y los prejuicios que ésta impone y que cada día son más.
Para finalizar, pienso que juzgar es como una cadena que nunca se acaba, pues igual que yo juzgo, tú también, él, ella, todos, y así sucesivamente… es algo que no podemos evitar, y que además nos hace actuar con hipocresía pues pedimos que no nos juzguen sin conocernos y a veces somos nosotros los primeros que hacemos eso, por eso si hay que juzgar, lo mejor sería hacerlos primero a nosotros mismos.
Paula me parece interesante tu ensayo, llevas mucha razón, todos alguna vez y me incluyo hemos puesto etiquetas. A veces es inevitable pero creo que deberíamos cambiarlo, a veces hasta hace daño. ¿Quiénes somos para opinar de algo que no sabemos? Muchas veces hablamos y hablamos y no pasa nada pero cuando de quien se trata de hablar es de nosotros mismos ya todo cambia. Quería por último matizar eso de que es una cadena que no se puede acabar porque yo creo que si se intenta si se puede, pero antes debemos como tu has dicho empezar hablando de nosotros…y luego cuando sepamos, de los demás. Un beso :)
ResponderEliminarPD: buen video.